lunes, 1 de agosto de 2016

Cariño, algo le pasa a la niña...

Hola,
Mi nombre es Silvia y soy la madre de una niña preciosa llamada Daniela.
He decidido crear este blog movida por necesidad de desahogarme, de remover conciencias y de ayudar en lo que pueda a todos aquellos padres que estén comenzando con esta tremenda lucha en la que yo me encuentro ahora.

Si pudiera repetir algún momento de mi vida antes de morir, sin duda elegiría el momento en el que di a luz a mi hija. A día de hoy aún me emociono al recordarlo. Había costado pero ya la tenía conmigo, en mis brazos. No cambiaría ese momento por nada del mundo.
Mi hija cumple hoy tres añitos.
Tiene el pelo castaño claro y parece rubia cuando le da el sol. Sus ojos son del mismo color, dos ojos grandes y preciosos que te atraviesan cuando te miran. Y la piel blanca como la de un ángel. Va a ser verdad eso de que de padres feos salen hijos guapos. Su carácter es noble y dócil. Es inteligente y despierta. Su risa es contagiosa y para mi, incluso terapéutica,  porqué me aporta calma y ánimo en momentos en los que creo que no puedo más.

Su desarrollo fue normal hasta el año y medio. Algo ocurrió en ese momento concreto de su vida y por lo tanto de la mía.

A Daniela la perseguía una sombra. Nos seguía desde lejos, invisible al principio, silenciosa. En alguna rara ocasión se posaba en mi hombro y me decía que Dani no hablaba como lo hacian ya otros niños de su misma edad, o que no me escuchaba o apenas me prestaba atención ...pero era una sombra muy débil, fácil de ignorar. Ya hablaría cuando estuviera preparada para ello. Que manía con convertir la evolución de los niños en una gincana!

Alguien me dijo una vez que no conoces el significado de la palabra miedo hasta que tienes un hijo, y tenía razón. Auténtico miedo fue lo que sentí cuando salí de su revisión rutinaria de los dos años. Al principio todo iba bien, la enfermera le miró la estatura, el peso...todo por encima del percentil. Luego me preguntó si construía alguna frase, si señalaba, si comía sola...más y más preguntas que siempre tenían la misma respuesta, no.
Salió y al rato entró acompañada de la pediatra. Aquellas dos mujeres se desgañitaban por hacer que Daniela les prestara atención, pero mi niña ni se giraba a mirarlas.
Yo había llegado a aquel despacho feliz porqué hacía solo tres días que me habían dado la noticia de que Daniela estaba curada del problema que tenía de reflujo vesicoureteral, causado por una malformación de las vias urinarias y que desde hacía medio año nos estaba dando muchos problemas; desde las temidas pielonefritis, hasta pasar dos veces por quirófano. Jamás me imaginé que saldría de allí con un problema mayor.
La pediatra y la enfermera se miraban como si tuvieran muy claro que algo malo le sucedía a mi hija. Mientras, yo estaba plantada en medio de aquella consulta, intentado mandarle mensajes subliminales a Daniela para que se girara y les demostrara que se equivocaban y que todo iba bien. Pero eso no ocurrió. Salímos de allí con cita para el neurólogo, el otorrino y el psicólogo. No podía dar crédito a aquello que acababa de ocurrir. Caminamos hasta un parque cercano, dejé a Dani en el columpio y llame a casa.
- Cariño, algo le pasa a la niña- y entonces rompí a llorar.
Hemos llorado mucho desde aquel día.

Aquella sombra gris había hecho acto de presencia de manera oficial y se había instalado en casa trayendo consigo mucho equipaje; una pesada carga que llevamos cada día a la espalda e intenta hacernos caer. Aún a día de hoy me pregunto porqué la tuvo que elegir a ella, porqué a nosotros.  Desde que nació Daniela no hemos dejado de luchar, por un motivo o por otro, y en esa lucha hemos tenido la suerte de encontrar a gente sorprendente y sobretodo de aprender muchas cosas, de abrir los ojos a otra realidad, de tener fe en nosotros como padres y en las posibilidades de nuestra hija.

Ha pasado un año desde entonces y hemos cambiado las lágrimas por esperanza. Todo lo que hemos aprendido en este tiempo es lo que quiero compartir con vosotros, y que a la vez me acompañéis a mi en el largo camino que nos queda por recorrer.




12 comentarios:

  1. Un texto tan bonito como tu guapísima ���� muchas fuerzas

    ResponderEliminar
  2. Mucha fuerza y mucho ánimo. Estare atenta al blog y ya sabes que te iré preguntando. Besiños a las dos. Guapas 😘😘

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Intentare ir publicando cositas cada semana...tengo muchas cosas interesantes que contar que creo que pueden ayudar a quien tenga la desgracia de estar pasando por esto y quizás alguien me pueda aconsejar también a mi, porque este es un transtorno muy complejo.
      Gracias por tus palabras y muchos besos!

      Eliminar
  3. Mi niña.
    Ánimo saldrá todo bien lo veras.
    Los pasos que éstas dando darán sus frutos sanos y frescos.
    Eres una madre coraje , te he visto sufrir por ese bombón.
    Lo conseguirás ánimos, lo ultimo que me has contado pinta bien.
    Mil besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola preciosa!
      Que te digan cosas así siempre es alentador y saber que tienes personas como tú alrededor con las que poder contar más todavía.
      Muchas gracias por tus palabras.
      Un beso y un abrazo enormes.

      Eliminar
  4. Que te voy a decir que no sepas ya? Eres una mami luchadora y me he emocionado e identificado totalmente con todas y cada una de las cosas que has escrito...un beso enorrrme para las dos de nuestra parte!

    ResponderEliminar
  5. Dios le da sus peores batallas a sus mejores guerreros. Las dos somos unas luchadoras,porque amamos a nuestros niños y eso nos da el valor suficiente para enfrentarnos a todo lo que venga.
    Millones de besos para Aaron y para ti.

    ResponderEliminar
  6. Silvi eres una de las personas más fuerte que conozco. Se que el camino que te tocó vivir es muy duro, pero estoy convencida que la sacarás adelante y te conozco tanto que se no pararás hasta conseguirlo. El tratamiento que has buscado para la gordi, veras que es el adecuado y pronto empezarás a verlo.. Muchos besitos linda nena :)

    ResponderEliminar
  7. Lo veremos juntas Vane! Sabes que te quiero como a una hermana porque eres el hombro en el que he llorado tantas veces y siempre estas a mi lado, en lo bueno y sobretodo en lo malo.
    Sé que quieres mucho a mi Dani y juntas compartiremos la tremenda alegría de verla crecer sana y feliz.
    Muchos besos amiga!

    ResponderEliminar
  8. Qué bonito. Hacía tiempo que no leía nada que me emocionara tanto. Sois unos padres muy valientes y un ejemplo a seguir. Daniela es muy afortunada de teneros al lado. Mucho ánimo y gracias por vuestra generosidad

    ResponderEliminar
  9. Muchísimas gracias a ti por tus palabras.
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar