domingo, 23 de octubre de 2016

Metales pesados, estrés oxidativo y autismo

Hace unos años vi un programa de Jordi Evole, en el que hablaba con varios científicos, acerca de la toxicidad que contienen ciertos alimentos cuando llegan a nuestra mesa. Se me quedó grabada una frase que aparecía al final del vídeo, y  que decía algo así, como que no había forma de escapar de los tóxicos y que lo mejor que podíamos hacer, era intoxicarnos cada día de algo distinto. Por curiosidad, hoy me he parado a buscar ese programa y he vuelto a verlo. No recodaba que en él también hablaban sobre el mercurio que contiene el pescado y los daños a nivel cognitivo, que la acumulación de dicho metal, causa en los niños. Aquello no lo recordaba, quizás porque en ese momento me pareció algo alarmista y por ende no presté demasiada atención, o simplemente porque nunca imaginé que eso pudiera a ocurrirle a lo que más quiero en el mundo, mi hija.


Los metales pesados están presentes en nuestra vida cotidiana; en la comida, en utensilios de cocina, en productos de cosmética, en tatuajes, en las vacunas, hasta en el ambiente...Nuestro cuerpo está preparado para eliminar lentamente estos tóxicos; pero que ocurre cuando no podemos expulsar estas partículas y se acumulan en nuestro organismo?


ALUMINIO: Afecta a la capacidad neuronal, siendo en el cerebro donde más se acumula esta sustancia. Este metal convive con nosotros en nuestras casas, está presente en las latas de conserva, en ollas y sartenes, desodorantes, papel de aluminio, vacunas entre otros. También se utiliza como conservante en ciertos platos preparados (sulfato de aluminio), escondido bajo el epígrafe E-520, o el E-173, que se utiliza para pintar algunas tartas infantiles con colores y que no es otra cosa que láminas de aluminio pulverizado.

MERCURIO (Hg): La acumulación de este metal tiene consecuencias nerviosas, como daño neurológico y temblores musculares. Entra en nuestro cuerpo a través del consumo de pescado, en forma de metilmercurio, un compuesto tóxico que se forma al degradarse el mercurio en el mar, además de en vacunas (etilmercurio) y en amalgamas dentales (prohibidas recientemente).


PLOMO (Pb): Se acumula en los huesos. Esto es especialmente preocupante en el caso de los niños debido a su crecimiento. El plomo provoca anemia, debilidad, baja estatura en niños, alteraciones del sistema nervioso y en los casos más graves, cáncer de hígado. Continúa presente en las tuberías de agua caliente de los edificios antiguos.

ESTAÑO (Sñ):  Presente en las soldaduras de las latas de conserva, su acumulación a corto plazo puede dar dolores de cabeza, nauseas, mareos...y a largo plazo daño hepático y neuronal.

CADMIO (Cd):  El más difícil de eliminar; su acumulación es general, pero acaba concentrándose en el hígado y los riñones, también en huesos y pulmones, cuyos trastornos van desde un edema hasta el cáncer de pulmón. La fuente más directa es el tabaco, ya que el cadmio se utiliza como aditivo en los cigarrillos. Y en alimentación está presente en mariscos y fertilizantes industriales.

Existen otros metales pesados, pero estos que os he mencionado, sean quizás, a los que estemos más expuestos.

Algunos niños con autismo son particularmente vulnerables a estos metales tóxicos por tasas insuficientes de glutatión en el suero de su sangre.
El glutatión es el principal elemento del sistema inmunológico y el desintoxicador mas importante del cuerpo. Cuando un niño carece de esta moléula, su sistema inmune se debilita y su cuerpo y su cerebro quedan expuestos a los químicos y al estrés oxidativo.


Un nivel de estrés oxidativo elevado es común no solo en el autismo, sino en enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer. Esta oxidación esta causada por una alteración (desequilibrio Redox) entre agentes oxidantes y los antioxidantes que los combaten. Este proceso tan perjudicial es controlado por una serie de elementos reductores como la superoxido disminutasa, la glutation peroxidasa, calatasa, así como pequeñas moléculas como la vitamina E.


El cerebro es más susceptible al estrés oxidativo que otros tejidos del cuerpo debido a su gran demanda de oxigeno.
El mercurio induce la produccion de estrés oxidativo, y a la vez disminuye los niveles de glutatión, el cual protege contra la citotoxicidad del mercurio.

Organismos Científicos nacionales e Internacionales como la ATSDR (Agency for Toxic Substances and Disease Registry), la Epa (Environmental Proteccion Agency), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y hasta la mismísima OMS entre otros, establecen que el nivel "normal" de mercurio en sangre suele ser inferior a 5mcg/L  y a puesto el "límite admisible" en 10mcg/L. Remarco mormal y admisible porque ni 5mcg/L de mercurio me parece algo normal, ni 10mcg/L un límite admisible. Dejando esto a parte, las analíticas de Daniela revelan un 33mcg/L de mercurio en sangre, es decir, mas del triple del límite admisible. Hay que tener en cuenta además, que hablamos de una niña de tres años, no de un adulto, que es a quien hacen referencia los datos citados anteriormente, de manera que esta cifra bien se podría duplicar para llegar a entender el nivel de toxicidad que está aguantado su sistema neurológico.
Le realizamos a Daniela estos análisis en APA Laboratoris Clinics y un segundo estudio en los laboratorios Echevarne, ambos con muchos años de trayectoria y reconocido prestigio.
Eliminar este mercurio del cuerpo de Daniela mediante suplementos, es ahora nuestro principal objetivo.


Asociaciones como AVA (Asociación para Vencer el Autismo) y ANDECO, ambas en colaboración con ALDIS (Asociación para Prevenir y Sanar Enfermedades Infantiles) y socios de Mercuriados (Asociación Española de Afectados por Mercurio) iniciaron una Demanda Judicial contra el Ministerio de Sanidad y Consumo por haber introducido el mercurio en sus programas de vacunación. En Estados Unidos, varias familias han ganado demandas judiciales contra el Estado por esta misma causa.

Quienes hayáis seguido este blog, recordaréis que en una de las entradas, publiqué literalmente el mail que el neurólogo de Daniela (una eminencia según sus colegas de profesión) me envió de forma privada. En él niega taxativamente que el autismo esté causado por intoxicación de metales pesados y lo argumenta diciendo que desde que se retiró el plomo de la gasolina, los casos de TEA han seguido aumentando. Argumento digno de un ignorante, que no sé si habla desde la inocencia o desde la inconsciencia, pero que en cualquier caso, coincide con la posición de muchos profesionales, en cuyas manos ponemos a nuestros hijos.

El mundo es un lugar peligroso, no por aquellos que hacen el mal, sino por aquellos que miran y no hacen nada. Albert Einstein.

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